lunes, 4 de noviembre de 2013

Annie Leibovitz, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades




La norteamericana Annie Leibovitz, una de las fotógrafas más famosas del mundo, ha recibido el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. El jurado, presidido por Víctor García de la Concha, considera que Leibovitz “ha sido una de las dinamizadoras del fotoperiodismo mundial y es una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América”. Algunos de esos retratos incluyen a Nixon en el momento de abandonar la Casa Blanca, John Lennon horas antes de morir asesinado o la misma reina Isabel II. El propio príncipe Felipe se refería a ella como “una fotógrafa universal que ha creado una colección asombrosa de retratos de los grandes personajes de nuestro tiempo”.



Su obra se muestra en las páginas de revistas como Rolling Stone, Vanity Fair o Vogue a lo largo de más de cuatro décadas. Escritores, rockeros, bailarines, deportistas, políticos y grandes estrellas han sido objeto de su fotografía, expuesta en museos y galerías de todo el mundo. Fue la primera mujer en exponer en la National Portrait Gallery del Instituto Smithsonian de Washington. “Todo, en las fotografías de Leibovitz, se convierte en un espectáculo impactante, en una imagen escultórica, llena de belleza”, decía el príncipe en Oviedo. No en vano, Annie es Comendadora de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y fue designada “leyenda viva” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, entre otras distinciones.


Después de deleitar a los vecinos de Avilés con su presencia en el centro Niemeyer, Leibovitz llegaba radiante al Teatro Campoamor, donde, de nuevo, se permitía bromear con los fotógrafos. El suyo fue un discurso reivindicativo: “la fotografía representa la vida misma”. Y fue planteando, una a una, todas las cuestiones que han rodeado a dicha arte escénica: si puede considerarse un arte, si continúa viva o si podría seguir perpetuándose a través de los fotógrafos. La respuesta era siempre la misma: una y otra vez, Annie volvía al gran poder de la fotografía, a la imagen y su profunda capacidad de mostrar, de compartir, de hacernos viajar en el tiempo.


La segunda parte de su intervención tuvo un toque más personal: “Mi estado de ánimo dependía de la última fotografía tomada. Si hacía una buena fotografía, estaba eufórica, viva. Si mis fotos no eran buenas, me sentía fatal, fracasada, deprimida. Hasta que hacía la siguiente foto buena”. Reivindicando de nuevo el papel del fotógrafo y de la fotografía, Annie se despedía de Asturias llevando consigo no solo el honor de haber visto reconocido su trabajo de más de cuatro décadas, sino también el de haber representado el arte de eternizar la vida en uno de los premios más prestigiosos de nuestro tiempo.


Texto: Mar Galindo
Fotografía: José Luis Pérez

Especial Annie Leibovitz en formato  revista digital

issuu.com/alicantesport/docs/annie_leibovitz_by_ana_gil_y_mar?e=1563064/5474277

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